La relación entre un currículum y la papelera de reciclaje

Es habitual en estos tiempos, sobre todo cuando tienes una web, el recibir por correo electrónico decenas de currículums. Lo ha sido siempre, al menos en el sector del diseño, y ha aumentado considerablemente con esto de la ya cansina crisis.

Después de haber recibido cientos de ofertas, en su mayoría de recién titulados que buscan quien les dé una oportunidad en este complicado mercado laboral, no podemos hacer otra cosa que sorprendernos. Y por desgracia sorprendernos para mal.

Y es que, para poder trabajar, hay que currárselo un poquito (o mucho) más en la presentación que cada uno hacemos de nosotros mismos a las empresas a las que nos dirigimos. La competencia es mucha y ahora los puestos son pocos así que, sea como sea, hay que buscar la forma de destacar sobre los demás.

No pretendemos sentar cátedra sobre esto de los Recursos Humanos; no nos dedicamos a eso, pero sí podemos dar algunos consejos sobre lo que NO se debe hacer a la hora de enviar un currículum a un estudio de diseño o agencia de publicidad. Intentaremos analizar los errores más comunes que cometen, aunque parezca mentira, la gran mayoría de los currículums que recibimos.

Basándome en mi humilde experiencia y, ni que decir tiene, subjetiva opinión, he elaborado la «Escala Papelera» en función de la calidad de ofertas recibidas.

Grado «la cagaste» o 100% de posibilidades de ir a la papelera de reciclaje.
Un error de bulto y que, ante mi perplejidad, comete a menudo mucha gente; no enviar ni un solo proyecto realizado. Desastre total. Aquí lo que importa es el portafolio, si acabas de terminar los estudios y no tienes muchos trabajos pues te los inventas, le haces algo a un familiar o amigo que tenga un negocio, o te presentas a algún concurso que, aunque suelen ser denigrantes para la profesión (ya otro día comentamos eso…), a ti te puede servir para ir teniendo cosas que mostrar. Suele dar igual que seas licenciado por Royal Collage of Art de Londres o tengas un curso de CCC, se te va a valorar en función de tu trabajo, si no lo muestras no tienes ninguna posibilidad.

Grado «Sánchez Dragó» o 85% de posibilidades de ir a la papelera de reciclaje.
No seas pesado. No te líes a poner cursos de mecanografía, ni manipulador de alimentos etc. Céntrate sólo en lo que esté relacionado de alguna forma con puesto al que aspiras, todo lo demás sobra. A la persona que recibe un currículum en cualquier estudio o agencia le importa bastante poco si has sido dependiente de Bershka, puesto copas en un garito o tienes carné de camión y vehículo propio. Se concreto, la información justa y un buen portafolio, porque si a todo esto, encima no le adjuntas muestra gráfica de tus trabajos, amigo tu destino es ya directamente el buzón de correo no deseado.

Grado «miniMALista» o 70% de posibilidades de ir a la papelera de reciclaje.
Si eres de los que manda tu portfolio con el escueto mensaje de «adjunto currículum para futuras selecciones personal» o frase similar y, ya para colmo, dejas visible una interminable lista de contactos a los que también les has enviado ese elaborado mensaje, has de saber dos cosas. La primera es que existe un campo en el correo llamado CCO (búscalo en Google) para que no se vean los destinatarios. La segunda es que a no ser que tu portafolio sea la “rehostia” va a ir también a la papelera.

Mi consejo es que te lo curres y mandes correos personalizados a cada empresa y, a ser posible, investigues por ahí (twitter, linked in, facebook etc. ) quien es la persona que va a recibir tu correo. Eso puede que te garantice que por lo menos esa persona pierda dos minutos viendo tu trabajo e incluso hasta te conteste (se han dado casos, lo he visto en cuarto milenio).

Grado «malaje» o 45% de posibilidades de ir a la papelera de reciclaje.
Hay gente que lo hace todo bien. Te manda un correo bien redactado con un enlace a una bonita web donde ves sus bonitos trabajos y, como estás de buen humor porque acabas de cobrar una factura que tenías pendiente desde hace 9 meses, les contestas amablemente diciendo que te gusta su trabajo y que algún día podríais colaborar. Pues bien, resulta que esa persona no se digna ni a responder. Mal. Llamarme susceptible pero a mí eso no me gusta.

Ten en cuenta que la persona que te contesta está perdiendo 5 minutos de trabajo por contestarte a ti, que has sido el que ha llamado ha iniciado la conversación, se un poco consecuente y no te cierres la puerta justo al final. Cuanta mayor sea la comunicación que puedas mantener con la persona que te puede ofrecer un trabajo o proyecto concreto, tanto mejor.

Finalmente, y estratosféricamente fuera de la escala, estaría el «Grado aspersor» que son todos aquellos que le tiran a todo lo que se mueve. Vienen a la oficina y te dan el CV siendo, por ejemplo, técnicos en exportación y aduanas (verídico). Imagino que es un poco fruto de la desesperación, aun así siéntate 30 minutos, respira y haz una lista. Dirígete sólo a empresas que sean de tu sector y sean susceptibles de buscar un perfil como el tuyo. Todo lo demás es perder tiempo, papel y tener de impresora.

Como he dicho, todo esto está basado en mi propia experiencia y conclusiones, seguramente habrá muchas personas que no estén de acuerdo con esto, pues se siente, que para eso el post es mío.

Pero si quieres y te apetece puedes colaborar enviándonos tus casos flagrantes de atentados contra eso de los Recursos Humanos para ir actualizando y ampliando la escala. Gracias!!!

1 comentario
  1. alejandro
    alejandro Dice:

    Buenas Jacobo, estoy contigo en la mayoría de lo que he leído, pero disiento en algo: El Grado “Sánchez Dragó”. Creo que la información que te ofrece saber que alguien ha compatibilizado sus estudios con un trabajo, o bien que se ha financiado el máster en diseño poniendo copas en un bar te puede hacer ver algo más allá del CV. A través de estos datos puedes conocer la pasión que alguien puede tener por trabajar en un determinado ámbito o la capacidad de trabajo al compatibilizar estudios y empleo, por no hablar de las competencias que desarrollamos currando en un bar de copas o intentando hacer socios para una ONG en la calle. Desde mi óptica es muy valorable el esfuerzo que alguien ha hecho por conseguir sus objetivos.

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